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lunes, 22 de abril de 2013

El germen de la izquierda en Sonora


Recordando el movimiento estudiantil de los 70´s con Manuel Carlos Silva




El Popeye recordó que el Arana le platicó que cuando estaba prisionero, a su hermano, Miguel Ángel Arana, el más chico de la familia, lo detuvieron los de la Dirección Federal de Seguridad. Nunca más se supo de él. De hecho, Jesús le platicó al Popeye que a su hermano más chico, lo aventaron de un avión al mar, con el fin de desaparecerlo





José Luis Jara


Eran las dos de la tarde del 19 de febrero de 1974, cuando Manuel Carlos Silva caminaba rumbo al estadio de futbol de la Universidad de Sonora. Todos los días tomaba el mismo caminito, porque a esa hora tenía ensayo en la banda de música de esta casa de estudios.
Quién sabe las razones de por qué una banda de música tiene que ensayar en un espacio dedicado a las patadas y los pelotazos. Pero ese es otro boleto.
De repente, cuando todavía le faltaba un buen tramo para llegar a su ensayo, escuchó una, dos, tres, varias detonaciones. El escándalo era producido por un desigual enfrentamiento entre agentes de la policía de todos los niveles, contra un grupo de jóvenes que fueron emboscados, en el momento en que realizaban un acto proselitista con un grupo de obreros de la construcción.
Los jóvenes eran estudiantes universitarios que habían tomado la decisión de organizarse en la Liga Comunista 23 de Septiembre. Estaban convencidos de que la alternativa para México y el mundo era el socialismo y la manera de llegar a ello, era mediante una revolución armada, encabezada por un grupo de guerrilleros, que se encargarían de encender la pradera con la chispa de un acto heroico, ejemplar para la clase obrera.
Eso le decían a los trabajadores, cuando fueron emboscados. 
Los jóvenes trataron de huir, pero en el intento, los policías le dieron muerte al estudiante José Sheppard Vega, pariente de la actriz Isela Vega. También alcanzaron a Andrés Peña Dessens, a quien  hirieron de muerte en el canal para el drenaje  pluvial que atraviesa el campo de la Universidad, ubicado detrás de la calle Reforma.
Además de estas muertes, los agentes detuvieron a seis brigadistas.

El Popeye en 1972

Desde Chavo, a Manuel Carlos Silva lo apodaron el Popeye. Era delgado pero correoso. Siempre andaba en bicicleta, pedaleando por la Universidad de Sonora o en la colonia Balderrama. Casi siempre traía su música a cuestas. En su morral guardaba su flauta de carrizo, los libros y cuadernos.
En 1972, el Popeye tenía 19 años y cursaba el primer año de la preparatoria de la Universidad, que en ese tiempo se encontraba en lo que es ahora el edificio de matemáticas de la máxima casa de estudios.
-¿Qué te viene a la memoria de esos años?
-En ese año conocí a varios compañeros que después me enteré eran activos de la Liga Comunista 23 de septiembre. Uno de ellos fue Jesús Arana Murillo, que en ese tiempo tenía unos 17 o 18 años. Era menor que yo.
En la preparatoria, al Popeye le tocó ser elegido como representante del grupo en el Consejo Estudiantil de la preparatoria. El consejo estaba integrado a la Federación de Estudiantes de la Universidad de Sonora, que estaba dirigida por Patricio Estévez Nenninger.
El Popeye retomó esa parte de la historia:
-El Arana estaba interesado en contactarme porque yo era el jefe del grupo, además de que nos hicimos camaradas. Nos juntábamos para estudiar las materias de la prepa. Íbamos a una casa que estaba por la calle Oaxaca, cerca de la Universidad, para estudiar. Ahí vivía el Arana y después me enteré que era una casa de seguridad de la 23 de Septiembre. Incluso, a los años, en ese domicilio hubo enfrentamientos con la policía.
El interés de Jesús Arana por el Popeye era invitarlo a que se uniera a esta organización de guerrilla urbana. Pero él siempre se mantuvo en  la negativa de acceder.
Manuel Carlos recordó esos tiempos con Jesús Arana:
-Una vez, Arana me llevó a la escuela de economía porque los alumnos de su grupo lo comisionaron a que buscara un profesor para la materia de ética. El Arana me llevó con Carlos Ferra, uno de los dirigentes del movimiento estudiantil. Me decía, ven verás te voy a presentar con Ferra. Pero yo no me quería involucrar porque el Arana andaba bien metido en la liga.
A Manuel Carlos Silva se le vino a la memoria la amistad con Jesús Arana Murillo, porque es una de las víctimas reconocidas de la guerra sucia. De acuerdo con la ficha 009-011-007, DFS, LC23S, elaborada por la Dirección Federal de Seguridad y cuyo expediente se encuentra en el Archivo General de la Nación, dice que el hermano de Jesús,  “Humberto Arana Murillo nació el 15 de junio de 1956. Fue detenido por sus actividades revolucionarias a la edad de 18 años en 1974. Salió de prisión amnistiado el 4 de abril de 1978. Murió el 22 de enero de 1981 a la edad de 24 años. La Policía Política reportó que durante su estancia en la prisión, intentó evadirse del penal, auxiliado por varios reos del orden común. Fue enlace su hermano Marco Antonio, estando en contacto con  el grupo y con Jesús Humberto. El 9 de octubre de 1978, se le concedió la libertad preliberacional, como beneficio de la Ley de Amnistía, pero en su primera salida ya no regresó. Su hermano Jesús Manuel Arana Murillo, miembro de esta Liga se encuentra prófugo, siendo de peligrosidad superior a la del occiso”.

Un paréntesis

A esta altura del relato, el Popeye dijo: en 1979 hice el servicio social universitario dando clases a internos del Cereso. Ahí me encontré al Arana. Estaba detenido con la gente que integraba el grupo armado. Lo agarraron repartiendo volantes en una moto en la UNAM.
Ya estaba detenido el Hiram Rodríguez, a quien inculparon por la muerte del agente Moralitos. El Alberto Guerrero trabajaba en la biblioteca. Lo conocí en 1981.Después con la amnistía con el gobernador de Sonora, Alejandro Carrillo Marcor,  Arana salió libre y fue a buscarme a mi casa, con la idea de convencerme a que me uniera al grupo guerrillero. Pero yo nunca estuve de acuerdo con ellos. Además, empecé a dar clases en la escuela de letras de la Universidad. El Arana se fue y lo mataron entregando volantes en la UNAM.
El Popeye recordó que el Arana le platicó que cuando estaba prisionero, a su hermano, Marco Antonio Arana, el más chico de la familia, lo detuvieron los de la Dirección Federal de Seguridad. Nunca más se supo de él. De hecho, Jesús le platicó al Popeye que a su hermano más chico, lo aventaron de un avión al mar, con el fin de desaparecerlo

El Quirrín y el Hilario Olea

En ese tiempo, los representantes de grupo de cada escuela, formaron los Consejos Estudiantiles. En su conjunto, los consejos estudiantiles fueron la estructura fundamental de lo que fue entonces la Federación de Estudiantes de la Universidad de Sonora.
El Popeye era representante de su grupo de preparatoria y era miembro del Consejo Estudiantil. Como jefe de grupo, participaba en las reuniones que periódicamente realizaban los estudiantes para analizar la situación de la escuela y buscar la manera de solucionarlos.
De hecho, esas reuniones del Consejo Estudiantil, fueron reconocidas por la administración universitaria. El director de la preparatoria en ese tiempo fue el profesor Ernesto López Riesgo, el Venadito.  Él se encargaba de convocar a las reuniones con los representantes estudiantiles.
-¿Cuál fue el ambiente en la preparatoria de la universidad?
-El ambiente fue muy movido. Hacíamos reuniones para discutir la situación y en muchas de ellas, llegaron los integrantes del Movimiento Mexicano de Integración Cristiana, que por sus siglas, Mmic, se les puso los micos, nombre muy acorde con los dictadores o gorilas que dieron golpes de estado en América Latina.
El caso es que llegaban los micos a las reuniones estudiantiles con el fin de reventarlas. Llegaban Francisco Javier Ruiz Quirrín y el Hilario Olea, porque también eran estudiantes de la prepa. En cuanto se acercaban a la reunión empezaban a cuestionar las ideas de los activistas, en general de la gente que nos reuníamos. El discurso de Quirrín y el Olea estaba basado en meter el miedo a la gente. Su discurso era religioso y el miedo que profesaban era por el riesgo de que México cayera en las garras del comunismo.
Los micos –agregó el Popeye- era un grupo externo básicamente, porque unos cuantos, como el Quirrín y el Olea, estudiaban en la universidad. Pero los demás, eran personas ajenas a la comunidad universitaria.
Después nos enteramos que esos micos eran integrantes del pentatlón que entrenaba en el Vado del Río, o bien, eran estudiantes de la secundaria Juan Escutia, en la colonia Villa de Seris, donde radicaban los principales dirigentes de este movimiento religioso y anticomunista.
Eran entrenados para desbaratar mítines, asambleas y manifestaciones. Cuando los identificamos, hubo gente que se pronunció por enfrentarlos. Incluso llegaron a proponer que fuéramos a provocarlos y armarles emboscadas. Esos estudiantes que planteaban el enfrentamiento, eran los más radicales de la prepa, los que simpatizaban con las ideas de la Liga 23 de Septiembre.
Y hablando de eso, el Popeye recordó uno de los tantos enfrentamientos que tuvieron con este grupo que fue protegido por el entonces rector de la Universidad, Alfonso Castellanos Idiáquez. Y fue financiado por el gobierno y algunos grupos reaccionarios de Sonora y de Guadalajara. Fue el enfrentamiento que tuvieron cuando se abrió el proceso de elección del entonces Consejo Universitario.
“Unas vez que estaba tomada la prepa, llegaron por las canchas de básquet, que antes estaban por atrás del Departamento de Humanidades de la Universidad. Y empezaron las pedradas y había gente en los techos. Después, los micos desbarataron todo, hicieron un desastre de ventanas. En la azotea de la preparatoria se encontraba el grupo de activistas más radicales. Siempre tenían bombas molotov, porque estaban  preparados para cualquier enfrentamiento. Y cuando todo parecía que los micos se iban a quedar con la escuela, ese grupo de activistas, desde el techo de la prepa, empezaron a lanzar las molotov.  Las acompañaron con una lluvia de piedras que lanzaron con resorteras, obligando a los micos huir de la universidad por la calle Colosio.

Luis Echeverría era presidente

En esos años, el presidente de México era Luis Echeverría Álvarez. Su principal antecedente fue la matanza de Tlatelolco. Pero como presidente tenía un discurso que le llamaba de “apertura democrática”. Parecía un discurso de izquierda. Y su manera de proceder con los campesinos, los obreros provocó la agudización de los problemas en México. En Sonora se dio el caso de los grupos guerrilleros, que fue lo más grave que pudo haber pasado en ese tiempo.
-¿Qué te tocó vivir?
-El interés de los estudiantes por hacer un movimiento que estaba difícil de realizar. Los mítines en el mercado municipal. Hubo uno de ellos, en el que un estudiante encapuchado dijo que había que tomar camiones, ir a las colonias populares. A partir de ahí, hubo brigadas de estudiantes que fueron al Coloso. De hecho, en el Coloso hubo un enfrentamiento que dejó como saldo un policía muerto. Fue de las primeras acciones violentas del movimiento estudiantil.
En los años del movimiento estudiantil ocurrieron otros acontecimientos, como la represión del Jueves de Corpus. También se cruzó la muerte de Salvador Allende y el golpe militar que dio Augusto Pinochet en Chile.
“Cuando mataron a Allende, el 11 de septiembre de 1973, teníamos tomada la universidad. Yo estaba haciendo guardia en la universidad. Andaba con radio de transistores, cuando de repente entró la noticia del golpe militar en Chile”.
-¿A los años, que dejó el movimiento estudiantil de los setenta en la Universidad?
-En esos años, la izquierda en Sonora empezó a alimentarse. Fue el germen de lo que sería la izquierda después. Generó una enorme simpatía por la izquierda, a tal grado que esos años, fueron determinantes la inconformidad y la manifestación.
En el 73, dijo, se dio la represión más dura. Hubo persecuciones provocadas por una campaña supuestamente antidroga. La represión se dio en una esfera muy pública
-¿Y culturalmente, que nos dejó ese movimiento estudiantil?
-Fueron las nuevas ideas de izquierda. Antes se habían dado protestas y acción guerrillera por  necesidad o por defensa. De las grandes pérdidas que tuvo la universidad fue la propia FEUS, la organización estudiantil.
Manuel Carlos Silva salió de la preparatoria en 1973, después de que se dio la gran represión que obligó a varios dirigentes estudiantiles, a salir del estado. Unos se fueron a Berkeley, California. Otros arrancaron para el Distrito Federal. Definitivamente, los activistas y líderes estudiantiles, no pudieron continuar sus estudios en Sonora. En la propia universidad hubo una lista negra donde se encontraban los estudiantes que, de ninguna manera, debían ingresar a la máxima casa de estudios de Sonora
La mayoría de los dirigentes estudiantiles se vieron obligados a salir de Sonora.  Y muchos otros, como el caso del Popeye, se quedaron en casa. En el caso concreto del estudiante preparatoriano, para poder ingresar a estudiar una carrera a la universidad, se valió del apoyo que tuvo de la banda de la Universidad de Sonora. Gracias a ese apoyo, Manuel Carlos Silva estudió literaturas hispánicas. Y cuando salió de la carrera, empezó a dar clases en la máxima casa de estudios de la entidad.

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