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lunes, 11 de marzo de 2013

La respuesta fue muy salvaje


 Recuerdos del 73, con Jacobo Núñez


La represión, la guerra sucia, la actitud del estado fue muy dura, descomunal. Vamos, con un poco de inteligencia hubiera desactivado el movimiento antes de asesinar a estudiantes. Porque es muy grave que haya habido jóvenes estudiantes, de los primeros semestres, muertos, cuando el estado pudo haberlos atrapado simplemente.


José Luis Jara


Hace 40 años hubiera sido una locura pretender una entrevista con algún activista estudiantil en la capital sonorense. Hasta suicida pudiera entenderse, si se hubiera pretendido publicarla en algún medio de comunicación de la localidad.

La entrevista con Jacobo Núñez se realizó en la actualidad con toda libertad en un café que se encuentra detrás de la Universidad de Sonora. Un lugar, que en aquellos años, fue un centro de salud mental, anterior a lo que es ahora la Cruz del Norte. Pero a la vez, ha sido un lugar por donde han pasado desde manifestaciones pacíficas, hasta marchas de batalla con chacos y varillas.
Después de la experiencia de los aguiluchos en el movimiento universitario de 1967, en los setenta, en la Universidad surgió un nuevo liderazgo que rompió con todas las tradiciones oficiales en la vida universitaria. La Federación de Estudiantes de la Universidad de Sonora entró en una fuerte transformación con una nueva generación de estudiantes.
Patricio Estevez Nenninger ganó la presidencia de la Feus en 1970. Su principal crítica fue que la federación y la propia universidad estaban reproduciendo las jerarquías de autoridad del sistema y los identificaba con las necesidades de la clase capitalista.
La alternativa que presentó e impulsó desde la Feus,  fue la idea del co gobierno en la Universidad de Sonora. Para ello, impulsó una reforma a los estatutos de la federación con el fin de cambiar la estructura basada en las sociedades de alumnos y pasar a los consejos estudiantiles, que  funcionaron durante 1971 a 1973, año en que el estado reprimió al movimiento estudiantil que se generó. Impulsaron una reforma universitaria mediante una comisión mixta, maestros y estudiantes, y fueron reprimidos por el estado de una manera virulenta, de tal suerte que su dirigencia salió huyendo, unos al Distrito Federal, otros para California.
Fue en los principios de los años setenta, cuando en la Universidad de Sonora se empezó  a manifestar una nueva generación de estudiantes. Estuvieron influenciados por la onda jipi, escuchaban a Bob Dylan, eran lectores de la generación Beat de Estados Unidos. Eran clasemedieros y se empezaron a reunir en las escalinatas del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora. Y  este grupo de jóvenes se identificaron por su vestimenta. Gustaban de la ropa de mezclilla a tal grado que era su vestimenta cotidiana. Por ello le llamaron los azules
Jacobo Núñez fue uno de esos estudiantes. Él junto con otros tres amigos fueron los primeros que empezaron con el movimiento de los azules.
Ahora, Jacobo es maestro de matemáticas de la Universidad de Sonora. Y a la distancia de los hechos, se recordó la historia desde la perspectiva de un protagonista de esos hechos.
-¿Qué fue el movimiento estudiantil de los setentas, qué te dejó Jacobo?
El maestro guardó silencio un momento, como si en ese breve espacio, se atravesaran historias encontradas.
-Muchas cosas absurdas, infantiles, como eso de invitar a la gente a tomar las armas para hacer una revolución, cuando la realidad te decía otra cosa. No había una organización social que respaldara ese llamado, ni una liga con sindicatos.
El movimiento fuerte no duró ni tres meses. A base de represión lo desactivaron en vacaciones y para octubre ya estaba desactivado todo.  Lograron ahuyentar a la gente, unos se fueron al Distrito Federal y otros para California.
-¿Fuiste de los azules, Jacobo?
-Los azules originales fueron cuatro estudiantes de la prepa, que antes estaba en la Universidad de Sonora. El Benjamín Castro, Rubén Gómez, Héctor Apolinar y yo. Pero éramos unos pinches estudiantes de prepa. Si yo estaba en carrera y ellos en prepa fue porque se atrasaron en la escuela.
-¿Los recuerdas?
-De la gente que era de los azules estaba el Rubén Duarte, Luis Rey Moreno, un chavo de apellido Zubías, el Mario Licón y otra gente que estudiaba en la academia de artes plásticas. Estudiantes de ciencias químicas como el Ricardo Olvera, el Jipi, gente que simpatizaba más con los ligosos (militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre)
Todos estábamos entremezclados, pero el gobierno del estado le puso más atención a los que eran representantes de la Feus. Y la manera en que lograron meterse fue utilizar una campaña anti drogas, impulsadas por los periódicos El Sonorense y El Imparcial, con el claro  objetivo de respaldar una cacería de brujas contra los dirigentes estudiantiles.
En este punto, Jacobo Núñez hizo un paréntesis, para llamar la atención en una contradicción: mientras se impulsaba la campaña antidroga, el jefe de la policía, el mayor Luken Aguilar mandaba a la policía a repartir mariguana entre los estudiantes de la universidad.

Una ruptura dolorosa

En 1971 se da una ruptura en el movimiento estudiantil. Los activistas se deslindaron de los azules  en el contexto de la campaña antidrogas que impulsaron los periódicos El Sonorense y El Imparcial. Se dio una cacería de brujas contra los activistas, en especial contra aquellos que eran parte de la Feus.
-¿Cómo se dio esa cacería, Jacobo?
-Se conjuntaron muchos factores. Pero el punto principal y que fue el golpe clave contra el movimiento fue provocado desde dentro del estudiantado. Fueron broncas internas. Uno de los estudiantes, cuando recién salió de la secundaria, es decir en la prepa, se casó con una chava que era menor de edad. La gente no era pistiadora pues no había mucho dinero, fumaba mariguana y en ocasiones vino barato. Las reuniones y fiestas se hacían en casas que rentaban algunos estudiantes. Esta chava había decidido irse al otro lado con su hermana y dejar a su joven marido. Hubo una fiesta en una de las casas y el Lino, es decir, el joven marido, llegó con la intención de llevarse a su esposa porque se había enterado que lo iba a dejar. Amenazó a la gente de la fiesta, que si no se iba su esposa con él, les iba a echar a la policía.
Nunca lo hubiera hecho, porque inmediatamente llegaron los policías. Fue un torzón feo, porque el Lino sabía lo que había en la fiesta, sabía la bronca en que iba a meter al movimiento. Ese fue el torzón más grande. Hubo gente en el bote, claro iban por la gente de la Feus, pero aprovecharon para detener a toda la gente que estaba molestando al sistema.
-¿A cuántos detuvieron esa noche?
-No sé a cuántos, No se a cuantos, pero lo más trascendental fue que detuvieron a Martín Valenzuela, uno de los dirigentes de la Feus, cuando ni siquiera estuvo en la fiesta. Martin tenía un pick up. Uno de los estudiantes que fue a la fiesta le pidió un aventón. Llegó por él a la fiesta y cuando quiso salir, ya no lo dejó la policía.
Ese reventón fue famoso porque fue mucha gente a esa fiesta. Imagínate una fiesta de la única preparatoria pública que había en ese entonces. Cuando la prepa de la universidad albergaba a unas cinco mil personas provenientes de todos los sectores sociales.
-¿Entre las anécdotas, cuál es la más cabrona que tienes?
-El punto más álgido del movimiento fue en 1973 cuando entraron los micos para boicotear el nombramiento de los consejeros universitarios. Cuando le tocó la elección en la preparatoria, donde había más de cinco mil alumnos, fue cuando valió madre porque a partir de ahí, la bronca se tradujo para la prensa en un pleito entre micos y activistas. Como lo quiere hacer ahora el gobernador Guillermo Padrés, que quiere reducir la lucha contra la tenencia en un pleito entre particulares, con el fin de desvirtuar el movimiento.
No eran micos contra activistas, era toda una comunidad universitaria ansiosa de tener nuevas formas de gobierno.
-¿Fue dura la represión?
-Se vivió la represión, como respuesta a actitudes muy cabronas también de algunos estudiantes.
Habló del caso de los estudiantes que asesinaron porque eran de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Dijo: imagínate la concepción de estos batos de ir a repartir volantes a unos albañiles e invitarlos a hacer la revolución. Llegó la policía judicial del estado con balazos como respuesta. Ahora vemos que resulta hasta ridículo pensar que estos estudiantes tenían en jaque al sistema
La respuesta que dio la policía fue muy contundente contra los estudiantes. Los jefes policiacos fueron muy abusones, no era necesaria tanta violencia del estado
-En este movimiento se dio el caso de que los jóvenes se identificaron con el marxismo. ¿Cómo entró esta ideología a la universidad?
-Fue Patricio Estevez. Fue un líder natural en la universidad. Se impulsaron en la Feus muchos círculos de estudio marxista, sobre el asunto de la liberación sexual, estudiar a los clásicos, Marx, Engels. Las cosas estaban a tal grado que un estudiante estaba jodido si no sabía la undécima tesis de Marx sobre Fewerbach, una tesis que dice que hasta la fecha los filósofos han tratado de interpretar el mundo cuando de lo que se trata es de transformarlo.
-El movimiento de los setentas fue diferente al de 1967.
-En el 67 fue un pleito entre la burguesía sonorense del norte contra la burguesía del sur del estado porque querían poner a su gobernador, pero fue un movimiento en las entrañas del partido oficial, el PRI.
En el movimiento de los setentas, las concepciones fueron otras. Se hablaba de cogobernar en la universidad, se hablaba de una universidad democrática, científica y popular, se postularon las ideas de la Universidad Roja,   la universidad fábrica.  
Cuando el movimiento estudiantil logró elaborar una propuesta de ley universitaria, donde la idea principal fue el cogobierno, hubo cuatro escuelas que impulsaron esa estructura, hasta que los diputados aprobaron una ley diferente.
-¿A la distancia de 40 años, que se ganó, qué se perdió en ese movimiento?
-Se perdió mucho. Se impuso una ley diferente a la elaborada por la comunidad, entró Alfonso Castellanos a la rectoría y se mantuvo ahí mediante la represión. Después se dieron otros movimientos como el de 1976, que fue encabezado por los trabajadores de la Universidad. En 1979 se dio otro movimiento estudiantil y se desactiva la inconformidad contra Castellanos en 1982,cuando entró a la rectoría Manuel Rivera Zamudio
Jacobo Núñez fue estudiante de la prepa de la Universidad en esos años convulsos. “no fui un cabecilla, ni líder, hacía lo normal de entonces, organizar mítines, convocar a asambleas, conseguir oradores. Se trataba de hacer un lado el jijijí y el jajajá, de hacer algo bueno, de promover la revista Germen que era el medio alternativo de comunicación que creamos”.
-¿Qué fue lo más duro?
-La represión, la guerra sucia. La actitud del estado fue muy dura, descomunal. Vamos, con un poco de inteligencia hubiera desactivado el movimiento antes de asesinar a estudiantes. Porque es muy grave que haya habido jóvenes estudiantes de los primeros semestres muertos, cuando el estado pudo haberlos atrapado simplemente. La respuesta fue muy salvaje. Después del 73, la mayoría de los activistas fueron a refugiarse a México, se fueron a formar los comités laborales para formar después el partido laboral mexicano. Pero ese ya es otro boleto.

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