Al punto de casi salir de trabajar, sonó mI teléfono celular, ring, ring, ring y suena ring porque le acomodé este sonido para ponerme medio nostálgico y recordar los tiempos en que apenas estaba entrando la telefonía a Hermosillo, de cuando Telmex era una empresa paraestatal y sólo había un teléfono en la manzana del barrio. Y volvió a sonar, ring, ring y contesto y del otro lado, antes decíamos de la hebra, ahora decimos de las ondas de radiofrecuencia, se escuchó una voz afanosa, emblemática. Digo emblemática porque con esa risotada, me pregunto ¿quién no va a identificare al tremendo Benji Alonso?
-¡¡¡Jara!!!! ¡¡¡Ya tengo tu ejemplar de Crónica Sonora!!!
Yo medio amable, hablando con una voz a la mitad de los decibeles del tremendo Benji, le pregunto
-¿Dónde estás?
Y de nuevo, con algazara en medio de sus palabras, el Benji me dijo
-Aquí en la cafetería Armónico, por la Hidalgo, adelante del club de los hombres chavorrucos.
-Ah, ¿del Club Obregón?
-Ahí mero, pero enfrente.
- Yastas, Benji, le dije, por un ejemplar de Crónica, como canta Serrat, cruzo desiertos a píe.
Y salí de la chamba y me fui caminando con un calor que, fácil, te seca hasta los huesos
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