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martes, 1 de agosto de 2023

LA JUGADA DE LÓPEZ OBRADOR



Ya en el reporte pasado hablamos de las jugadas que tiene Andrés Manuel López Obrador para este proceso de sucesión. Como político que es hace su juego como un profesional del billar, a más de tres bandas. Hizo caer al frente amplio en su juego sucesorio, prácticamente destapa a su segura candidata, luego le saca los trapitos sucios a la Xóchitl Gálvez, al grado que ella muy valentona va a la Fiscalía a alegar que es inocente. Y para rematar, hace unos días, López Obrador, prácticamente, destapa al gobernador y al alcalde de Nuevo León, como aspirantes a la presidencia de la República.

Y zas, los cabecillas del Movimiento Ciudadano muerden el anzuelo, pues en sus cuentas de Twitter renuevan sus mensajes como diciendo que sus misiones ya están cumplidas, como coqueteando con la idea de que están listos para tomar otros rumbos, casi casi diciendo que están listos para entrarle a la sucesión presidencial.
Si este escenario, típica de un tahúr, la cruzamos con la encuesta del periódico El País donde una de sus gráficas, que mide la aceptación de la oposición nacional, destaca que Samuel García y Luis Donaldo Colosio, tienen una aceptación de 47 y 17 puntos ( de Colosio y Samuel, respectivamente) contra un lamentable 8 de Xóchitl, pues resulta claro que los neoloneses lo valoran porque ellos tienen una mayor aceptación que el resto de la oposición.
Y con este destape, López Obrador, le pegó un severo gancho al hígado al frente que encabeza el beneficiado por el Fobaproa, Claudio X González, con lo que desinfla la campaña del miedo que han venido orquestando los del frente amplio con el apoyo de seudo periodistas y medios informativos chayoteros.
Los estertores epilépticos del frente amplio empiezan a destruir, políticamente, a estas mafia del poder. Tan en desgracia se encuentran que corren el riesgo de tener a una candidata nonata, es decir, como dice su definición, una candidata que puede provocar sentimientos de hostilidad o de rechazo, que, en estado de embrión, aún no es percibido como existente por su procreadores.
Y este rechazo ya se hizo evidente desde la entrevista que le hizo el periodista Luis Alberto Medina a la corcholata opositora. El sonorense le preguntó sobre los señalamientos que hizo López Obrador, sobre su presunto enriquecimiento ilícito en la delegación Miguel Hidalgo, y a la Xóchitl se le enredó la lengua y respondió: “Yo he declarado absolutamente todo: mi esposo es socio del 30 por ciento, yo soy socia del 80 por ciento de la empresa y mi hija es socia del otro 20 por ciento”.
Estas palabras, amable lector, no pasan la prueba del bolígrafo, pues en que cabeza cabe que una empresa está integrada por el 130 por ciento, como lo afirmó la Xóchitl.
Y en este punto, volvemos a la cuestión de la moral. Y pregunto ¿cuál es la moral de los conservadores?
Y se me vienen a la memoria las ideas del revolucionario ruso, León Trotsky cuando habla de un ensayo político sobre “su moral y la nuestra” en relación a la moral de José Stalin y la del ex jefe del ejército rojo. Y sus palabras le quedan como saco a la medida a esta mujer que, curiosamente, ha dicho que en su juventud fue trotskista: “… si se encuentran entre dos fuegos, sin comprender ni el origen ni el sentido de la pugna de una revolución social, tendrán igual odio para los dos campos en lucha… y ¿qué son todos esos moralistas? Los ideólogos de las capas medias, caídas o temerosas de caer entre dos fuegos. Los principales rasgos de los profetas de ese género son su alejamiento de los grandes movimientos históricos, el conservatismo petrificado de su pensamiento, la satisfacción de sí, en la propia mediocridad y la cobardía política más primitiva”.

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