La idea de que Xóchitl Gálvez será una candidata nonata del Frente Amplio por México a la presidencia de la República se dio cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, se encargó de destapar a este personaje panista, después de una semana que se dedicó a crear un suspenso político, para darle el tiro de gracia a los conservadores en la mañanera del 3 de julio pasado.
Antes de ese destape, López Obrador supo armar el escenario.
En la semana del 26 al 30 de junio se dedicó a sembrar el suspenso político.
Dijo que se enteró de que Gálvez sería la candidata desde hacía un mes, es
decir, desde principios de junio pasado. Y para asestar un golpe político dijo
que fue un proceso de consulta arriba, con los que no dan la cara, pero aportan
el dinero para las campañas de los conservadores.
De acuerdo con informes de medios electrónicos de
comunicación, López Obrador tuvo un reporte crucial. Además de los nombres de
los empresarios que han apoquinado la lana para las campañas del frente amplio,
se enteró que los intelectuales Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín y Enrique
Krauze, se encargaron de hablar con los magnates. Les dijeron que Morena estaba
prácticamente definida por Claudia Sheinbaum. Y recomendaron que fuera un
perfil femenino para competirle a la ex gobernadora de la Ciudad de México.
En ese entonces, la senadora Lilly Téllez estaba en la
jugada. Pero su cercanía con Ricardo Salinas Pliego complicó su ascenso.
Conocedor de esta fisura entre el empresariado, López
Obrador preparó el golpe político para darlo el 3 de julio. En la mañanera
dijo:
“Tengo toda la información de que Claudio X llevó a cabo las
consultas para que los represente, a este grupo, Xóchitl Gálvez".
Dijo que esa consulta se hizo entre la oligarquía que fue
beneficiada por Carlos Salinas de Gortari. Es la que se ha beneficiado con las
políticas de privatizaciones. “El – Carlos Salinas- es el que decide”.
Esta decisión de Claudio provocó que varios de los que
expresaron su interés de participar en el proceso conservador, se bajaran de la
contienda. Lo entendió Lilly Téllez, Alejandro Murat, Claudia Ruiz Massieu y el
senador panista Damián Zepeda. No lo quisieron entender los perredistas Miguel
Mancera y Silvano Aureoles. Y Santiago Creel lo entendió demasiado tarde.
Desistió de sus aspiraciones para luego tirar el manotazo para seguir colgado
en la liana política. Se ofreció para coordinar el trabajo de la senadora
hidalguense.
Y la priista Beatriz Paredes lo sabe. Pero sabe muy bien
jugar la parte para lograr el objetivo priista: asegurar cargos de
representación popular en las cámaras, a fin de seguir en el presupuesto.
Desmantelan el proceso conservador
Antes de pasar a la segunda ronda del frente conservador, es
decir, previo a la eliminación de los aspirantes del PRD, el panista José Luis
Preciado, que aspiraba a dirigir al frente, anunció su retiro de este partido
después de 29 años de militancia. La razón primordial fue la serie de
irregularidades que se dieron en el proceso interno para la elección de la
candidata presidencial.
En conferencia de prensa, ofrecida a través de sus redes
sociales, denunció que el proceso era una farsa. “El proceso en el que estoy
participando es una farsa. En Acción Nacional me dicen que está todo arreglado:
Sólo Creel y Xóchitl pasarían por el PAN. Y por el PRI, Beatriz Paredes.
En entrevista en el programa de YouTube de Los Periodistas,
Preciado dio detalles del encuentro con el dirigente Marko Cortés, en el cual
él le habría asegurado que todo ya estaba decidido para que la Senadora Xóchitl
Gálvez sea la candidata presidencial, pero aseguró que la intención de
imponerla no es para que ella triunfe, sino que tanto Cortés como Alejandro
Moreno Cárdenas, del PRI, saben que perderá en 2024, pero buscan una mejor
votación, a fin de asegurar cargos plurinominales en la cámara.
Cortés confirmó la idea que planteamos al inicio, que
Xóchitl Gálvez será una candidata nonata, cuando dijo a los periodistas: “Me
reuní con él (Marko Cortés) en la sede del Comité Ejecutivo Nacional del PAN a
las 11 de la mañana, estando presente la secretaria general del Partido,
Cecilia Patrón. Lamentablemente al presidente no lo vi con ganas de que ganara
Xóchitl Gálvez, ya nos rebasó la realidad, el hecho de que el presidente
(Andrés Manuel López Obrador) la expusiera públicamente en una mañanera hizo
que muchos empresarios y mucha gente que está resentida con el presidente del
país hizo que se decantaran por apoyarla y obviamente los planes que tenían
otros partidos de impulsar a otro candidato terminan ahí, se resignan a que sea
Xóchitl Gálvez además con una desgana tremenda”.
Es decir, Xóchitl Gálvez es una candidata presidencial nonata
porque ya es rechazada por sus procreadores antes de nacer, es decir, por los
oligarcas que financian al frente conservador, en el que existen sentimientos
de hostilidad o rechazo hacía ella.
Y para completar el concepto, la renuncia de Creel a sus
aspiraciones de Creel, nos corroboran que la candidatura de Xóchitl Gálvez no
será un parto natural. Será cesárea política, como lo han manifestado
diferentes fuerzas políticas del ala conservador, como la denuncia y renuncia
al PAN de Jorge Luis Preciado, como lo dejaron entrever los senadores panistas
Damián Zepeda y la Lilly Téllez y los perredistas Silvano Aureoles y Miguel
Ángel Mancera, quien dijo que acudiría al tribunal electoral para defender sus
derechos políticos.
La astucia de AMLO
En este proceso, el presidente López Obrador ha sido muy
astuto para preparar la sucesión. Por un lado, se encargó de definir el camino
para seleccionar al candidato presidencial de Morena. Hasta se mofó de ellos,
para eludir con picardía los tiempos y responsabilidades electorales que marca
la ley. “Yo soy el destapador -¡!!dijo en la mañanera del 12 de julio de 2021¡¡¡-
y mi corcholata favorita será del pueblo”. No habló de candidatos, ni
aspirantes. Dijo corcholatas. Término que no se encuentra en la ley electoral,
con lo que, prácticamente, abrió el proceso de sucesión presidencial hace dos
años.
Luego marcó el camino para que Morena y sus aliados
establecieran un plan para elegir al coordinador de la defensa de la Cuarta
Transformación. Y no habló de candidatos, aún sabiendo que ese coordinador
sería el representante de esta alianza para la sucesión presidencial.
Operando desde las mañaneras, a la vista de todo público, el
presidente vacunó el proceso para elegir a su corcholata ante riesgos de sanciones
por el Instituto Nacional Electoral y sus tribunales, encaminando a los
partidos del Frente Amplio para que definieran un proceso parecido al de Morena
y sus aliados. De esta forma, el Frente empezó un proceso igual al de Morena.
Con ello, López Obrador logró evitar que la autoridad electoral actuara en
contra del presidente, como lo han venido haciendo jueces y tribunales a las
iniciativas presidenciales.
Si multaban a la alianza encabezada por Morena, los
tribunales estarían obligados a sancionar al PRI, PAN y PRD.
Luego, en las mañaneras, se aventó el juego para preparar la
tragedia de los conservadores. López Obrador centró sus misiles contra Xóchitl
Gálvez. El frente conservador cayó en la trampa. Con la ayuda de Krauze y
Aguilar Camín, sin que ellos cayeran en la cuenta, el presidente logró hacer
creer que Xóchitl Gálvez es un peligro para la 4 T.
Y los oligarcas empezaron a invertir millones de pesos para
crear a un gran personaje en Xóchitl, cuando, por sí sola, no pasa de ser una
empleada de Fox, de Calderón y una mujer con serios antecedentes de tráfico de
influencias y corrupción cuando estuvo al frente de la Delegación Hidalgo de la
Ciudad de México. Si los tribunales actuaran con la ley en la mano, esos
elementos de corrupción serían suficientes pruebas para eliminar o inhabilitar
a la senadora hidalguense para competir por la presidencia.
Sin embargo, los tribunales trabajan a favor del frente
conservador. Permiten que los oligarcas gasten millones de pesos, seguramente
ya superaron los topes de campaña, para crear una figura ficticia. Empezaron
por sacar el presunto pasado indígena de Gálvez y su presunta militancia trotskista.
Le quieren armar una biografía de mujer triunfadora, que pudo pasar de vender
gelatinas a aspirar a la presidencia de la República. Como lo hicieron con
Ernesto Zedillo. Un tipo opaco, sin carisma de líder político, a quien le
armaron la historia de ser un niño que se sostuvo limpiando zapatos, a un chico
de los dieces en la escuela, hasta ser un candidato presidencial.
Si bien es cierto que los tribunales no van a sancionar a
Xóchitl Gálvez por sus presuntos actos de tráfico de influencias y corrupción,
el presidente se ha encargado de orientar a la opinión popular, quien
seguramente, por el impacto de las mañaneras en la sociedad, ya tiene su juicio
bien establecido sobre la candidata presidencial nonata de los conservadores. Y
este juicio dejará caer su voluntad como espada de Damocles contra el reducido
poder conservador.