Los abrazo, Paty, con la brisa que suelta el oleaje
de una mañana que nos deja el mar como pecera
para nadar y buscar el tesoro de Andrés.
Abrazo al padre, como al capitán que no suelta el timón
aún cuando la tormenta se mantiene con rayos
que nos empañan las conciencias.
Abrazo a la madre, justa y justiciera, amorosa y libertadora
porque sabe iluminarnos con el alma de su hijo.
Abrazo al hijo que nos ha enseñado a tener dignidad
y exigir justicia con el corazón en la mano,
en un mundo donde amar cuesta hasta la vida.
Los abrazo Paty, los abrazo Francisco.
Abrazo a Andrés y los ayudo a sostenerlo a toda asta
como el lábaro que necesita un héroe
para salvar nuestro libre albedrío
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