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domingo, 10 de septiembre de 2023

Claudia inicia ruta por la presidencia

 


Claudia Sheinbaum asumió formalmente la coordinación del movimiento de la cuarta transformación. Su discurso rebasó el tono en el que se había manejado cuando estuvo en la campaña por esta responsabilidad. Sus palabras se escucharon ya como una verdadera aspirante a la presidencia de la república. Voz de mujer, voz contundente y clara, a favor de continuar la cuarta transformación, con sello propio.

Y ese tono de Sheinbaum nos habla de que el proceso emprendido por los partidos aglutinados bajo la 4 T ya no tiene reversa. Aun cuando Claudia dijo que las puertas siguen abiertas, en alusión a Marcelo Ebrard, el camino que se abrió no tiene marcha atrás. En otras palabras, no habrá reposición del proceso, como lo llegó a solicitar el excanciller.

Y uno se pregunta: ¿Si se va Marcelo? ¿Significará la derrota de Morena y los partidos aliados en torno a Claudia? Si se va, pues como dice la canción, que le vaya bonito, si bonito le resulta lo que sentenció Gerardo Noroña: se lo chupa la bruja. La presidencia de la república está asegurada y posiblemente, se pondría en riesgo el plan B de López Obrador de ganar las dos terceras partes del poder legislativo.

Y la utilidad política que habría es que el movimiento de transformación social, abierto por López Obrador, entraría en un proceso de consolidación política, pues quedarían fuera los resabios neoliberales de un camachismo trasnochado. 

En su discurso, Claudia dijo secamente que las puertas siguen abiertas. Lo dijo sin hacer el más mínimo aspaviento, mucho menos para sembrar falsas ilusiones. Es más, me atrevo a decir, que lo dijo como una despedida decente pero categórica.

Y por qué marcó esa pauta Claudia. Sin pretensiones de adivinar pensamientos, es lógico entender que Marcelo encamina una decisión que lo lleva a la ruptura, porque siente que López Obrador le debe la candidatura o bien, porque cree que es el indicado para sucederlo en la presidencia, igual como ocurrió con su jefe político, Manuel Camacho Solís, cuando el presidente Carlos Salinas optó por designar a Luis Donaldo Colosio como candidato del PRI en 1993.

Igual como Camachó rompió con Colosio, Marcelo rompe con Claudia, sin tomar en cuenta que existe una diferencia abismal entre la designación de Luis Donaldo y la elección de Scheinbaum. En aquel momento, Salinas utilizó el recurso del dedazo. Ahora, Andrés Manuel abrió el juego a la participación social, a través de encuestas y votación ciudadanas.

Claro que López Obrador tuvo y tiene su preferencia por Claudia, como es natural en todo político. Pero mantuvo, de manera consecuente, la postura de que no habría dedazo. Y no lo hubo.

Sin embargo, Marcelo Ebrard emuló a su verdadero jefe político, al salinista Manuel Camacho Solís. Y a partir de que se percató del triunfo de Claudia, buscó pretextos para no aceptar el resultado. Acusó que hubo represión policiaca contra sus seguidores. Y veladamente, advirtió que su nombre aparecerá en la boleta de elección presidencial, flirteando a Dante Delgado, para que el partido Movimiento Ciudadano lo albergue en su candidatura. Y dijo que este lunes daría su posición, previo a una consulta con sus seguidores.

Esas palabras de Ebrard representan un claro indicio de que se va de Morena y, posiblemente, se lance por Movimiento Ciudadano, un partido manejado por un tipo que viene de la escuela del mismísimo García Luna           

Pero por si se va o se queda, Claudia dijo que las puertas están abiertas. Lo dijo como una cortesía política. Y en lugar de irse en ese viaje, centró su discurso en delinear sus propuestas políticas. Continuar con la transformación iniciada por Andrés Manuel López Obrador, a construir el segundo piso de este movimiento de transformación.

En ese sentido, marco 5 tareas para los siguientes meses: fortalecer el movimiento desde abajo, casa por casa, formando comités por la transformación en cada cuadra, cada municipio y en cada estado. Consolidar el programa basado en la continuidad de la 4 T con sello propio. La difusión de los logros de la 4T; asumir todos la tarea de la unidad para consolidar el movimiento; iniciar los trabajos para consolidar la alianza de Morena, PT y el verde mediante una amplia convocatoria para integrar a todos los mexicanos que quieran formar parte de este movimiento.

Con este evento del domingo, la maquinaria electoral de la 4T ya inició su trabajo formal. Si Marcelo quiere aprovechar que tiene las puertas abiertas, bien por él, sin embargo, quedará marcado como el prietito en el arroz en el movimiento por continuar la transformación. Y si se va, simple y sencillamente, como le ocurrió a Camacho Solís, se lo va a chupar la bruja.


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