José Luis Jara
Unos llegaron por un lado, del Congreso del Estado y eran familias integrantes del ejido Rodolfo Campodónico del municipio de Caborca, quienes vinieron a Hermosillo a denunciar el estado de sitio que les impuso la Policía Estatal Investigadora.
Llegaron en manifestación de más de 200 personas al edificio de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sonora.
Denunciaron que alrededor de 200 agentes de la PEI los sacaron al grito “¡Llegaron los hijos de Bours, a chingar a su madre todos ustedes!”.
Dijeron que de esos 200 agentes, muchos de ellos eran civiles que fueron vestidos con la camiseta de la corporación al vapor de los trancazos que empezaron a tirar contra los ejidatarios.
Los otros manifestantes llegaron de realizar una protesta frente al Cereso número uno, donde se encuentra encarcelado el dirigente de los trabajadores del Transporte urbano de Hermosillo, Alfonso Chaparro.
Se organizaron para realizar esa protesta, en la que semibloquearon el periférico oriente de la ciudad por más de una hora. Y ese movimiento estaba encabezado por los dirigentes del PRD, Jesús Bustamante Machado, Ramón Manríquez y la diputada Petra Santos
Los primeros llegaron desde el municipio de Caborca, del ejido Rodolfo Campodónico, y se apostaron en el Congreso del Estado, a donde acudieron a realizar su protesta. Se reunieron con los diputados del PRD y PT y ahí mismo acordaron realizar una manifestación al edificio de la procuraduría estatal, con la intención de demandarle directamente a Abel Murrieta el retiro de las patrullas que tienen sitiado al ejido pesquero.
Durante la manifestación, el presidente del ejido, Rubén Astorga González, denunció las arbitrariedades que cometieron los agentes de la PEI. Llevaron fotos para documentar las agresiones, donde se encuentran mujeres, ancianos, niños y jóvenes con la marca de la violencia en sus cuerpos.
En la manifestación de los ejidatarios también se encontraron a menores de edad que fueron agredidos sin misericordia por los agentes policíacos. Fue el caso del niño de 4 años de edad, Eduardo Gálvez, quien salió corriendo de su campamento por el susto que le dieron los agentes de la PEI cuando entraron a desalojar a los ejidatarios.
El niño quedó en medio de la batalla campal y sufrió las pisadas que le dieron los policías. En la protesta de ayer en la procuraduría, el niño traía su mano izquierda vendada, por donde dejaba ver los moretones y dedos hinchados por los golpes que recibió.
También se encontraba la señora Marina Isabel Flores, que fue víctima de una serie de toletazos que le propinaron tres agentes de la PEI. Y ahí se encontraba su hijo, Cristian Pro Flores, quien traía un brazo seriamente lastimado por los golpes que le recetaron los agentes, después de que el joven de 15 años trató de defender a su madre de las agresiones policíacas.
Odilón Luna, el jefe del operativo
El presidente ejidal denunció que Odilón Luna fue el que mandó a realizar este operativo, dijo que igualmente es responsable de estos hechos el agente de ministerio público de segunda instancia de apellido Oliver Pérez.
Hubo cuatro detenidos, entre ellos se encuentra el menor de edad Cristian Pro Flores. Su madre, Marina Isabel Flores relató que los ejidatarios ya sabían que iban a ser desalojados. Fue el viernes 20 de junio cuando llegaron los agentes de la estatal investigadora en 17 patrullas. Uno de los comandantes dijo que por sus pantalones nos iban a quitar de ahí. Llegaron en 17 b
Sin embargo, transcurrió todo ese día bajo una tensa calma. No hubo agresiones pero si amenazas de que “en la noche se va a poner bueno”
Ese viernes a las tres de la tarde, los agentes policíacos detuvieron a 4 personas, entre los que iba su hijo Cristian, de 15 años. Se los llevaron a Caborca, que se encuentra a una hora de camino del ejido.
La señora tuvo que ir por su hijo, porque es menor de edad. Y cuando regresaron de la ciudad, precisamente a las 4 de la mañana, se encontraron que en esos momentos inició el operativo de desalojo por los agentes policíacos.
“Los policías empezaron a tumbar todo, el cerco, los postes, quitaron el alambre del cerco y se dejaron venir como en manada”, denunció la señora.
Dijo: “Muchos de ellos no eran policías porque me tocó ver cuando el jefe de la policía les entregó las camisetas de la PEI. A mi me pegaron un empujón con el tolete. Salí corriendo y me alcanzaron y me tiraron al suelo a toletazos”.
La señora mostró una serie de moretones que tenía en los brazos y continuó con el relato: “Entonces mi hijo Cristian, se metió a quererme levantar y le golpearon muy feo el brazo y aparte de eso traía una niña de 13 años que se desmayo al mirar a tanto policías. Llegaron donde estábamos, empezaron a quebrar focos de la luz, no quer5ian evidencias que nadie tuviera cámaras. Salimos corriendo y nos aventaron bombas lacrimógenas”.
Se dieron casos como el siguiente, que relató la misma señora: “Ahí estaba una señora de 80 años en una traila. Se encontraba con dos de sus nietos escondidas en la traila. Mi hijo Cristian se metió a refugiarse con la señora y cerraron las ventanas. Y fue cuando uno de los agentes quebró el vidrio de una ventana y arrojó al interior una bomba lacrimógena”.
La señora de 80 años, los dos nietos y Cristian empezaron a ahogarse, hasta que el joven abrió la puerta de la traila con una patada, para después echar fuera la bomba, que todavía emitía gases que hacen llorar a la gente.
Familia Mazón y Heras Portillo, autores intelectuales
El presidente del ejido Rodolfo Campodónico explicó que efectivamente, existe un conflicto agrario. Pero el caso de este fin de semana es que los agentes de la PEI llegaron supuestamente para ejecutar una orden de desalojo.
Lo sospechoso de ello –explicó el líder ejidal- es que la orden de desalojo de un ejido la debe llevar un representante de la Secretaría de la Reforma Agraria.
Pero los agentes de la policía ni mostraron la orden de desalojo, ni llegaron encabezados por un empleado de la reforma agraria.
Desde ahí, los ejidatarios empezaron a sospechar de los policías. El viernes se protagonizó un enfrentamiento porque los agentes quisieron tumbar la puerta de acceso al ejido, donde los pescadores se habían apostado porque ya esperaban esos hechos.
El motivo del conflicto
El presidente ejidal explicó la historia del conflicto. Dijo: “a nosotros nos salió una resolución presidencial en 1991 que nos benefició con 3 mil 900 hectáreas. Esta resolución se ejecuto hasta el año de 1999 y para el 2003 apareció un título a nombre de Octavio Robles y su familia.
Pero ellos, supuestamente les vendieron el conflicto agrario a la familia Mazón y a la Heras Portillo. Y esta familia son las que están demandando a los ejidatarios del Rodolfo Campodónico para que desalojen el predio.
Los intereses ocultos
Para los ejidatarios, el caso está claro porque el interés que tienen estas dos familias, es quedarse con las playas del ejido porque saben que viene una detonación importante de esas regiones costeñas, debido al proyecto de la escalera náutica y porque ya se está construyendo la carretera costera de Sonora, obras que le van a dar mucho valor a esos terrenos ejidales.
El presidente del ejido informó que tienen 6 permisos para poder explotar la pesca de camarón, jaiba, ostión, almeja, escama y tiburón y tienen convenios firmados que los comprometen a entregar jaiba al mercado de Arizona.
¿Que hay detrás?
A esta pregunta, el dirigente de los pescadores dijo: “nosotros sabemos que el que manda la PEI es el gobernador del estado. Pero lo que pasa es que hay intereses muy fuertes, de familias poderosas que están interesadas por quedarse con estas playas de pescadores”.
Agentes al grito de Bours
El joven Cristian recordó que desde el viernes ya corrieron rumores que los iba a desalojar la PEI. Por ello, los ejidatarios decidieron apostarse en el portón de entrada al ejido
Hasta el sábado en la madrugada, los agentes de la PEI entraron al predio bajo un grito de guerra: “Ya llegaron los hijos de Bours y a chingar a su madre todos ustedes”
Cristian dijo: “a nosotros nos gritaban ¡perros muertos de hambre, perros desgraciados, traíganos a sus viejas bola de malagradecidos”.
Al decir estas palabras, Cristian detuvo su relato y dijo: “yo quiero preguntarle al señor Tours si cree que somos malagradecidos porque defendemos nuestro hogar y nuestro trabajo. Tenemos 40 años ahí, hemos sudado, hemos trabajado y lo único que pedimos es justicia”.
Los ejidatarios decidieron quedarse en plantón en la procuraduría estatal, para demandar la salida de las patrullas y los agentes de la PEI de sus hogares.
Se entrevistaron con el subprocurador de procesos, quien se comprometió a revisar los documentos.
Pero su postura fue rechazar la demanda de los ejidatarios. No quisieron ordenar el retiro de las patrullas del ejido y los ejidatarios se quedaron en plantón en la procuraduría
Unos llegaron por un lado, del Congreso del Estado y eran familias integrantes del ejido Rodolfo Campodónico del municipio de Caborca, quienes vinieron a Hermosillo a denunciar el estado de sitio que les impuso la Policía Estatal Investigadora.
Llegaron en manifestación de más de 200 personas al edificio de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sonora.
Denunciaron que alrededor de 200 agentes de la PEI los sacaron al grito “¡Llegaron los hijos de Bours, a chingar a su madre todos ustedes!”.
Dijeron que de esos 200 agentes, muchos de ellos eran civiles que fueron vestidos con la camiseta de la corporación al vapor de los trancazos que empezaron a tirar contra los ejidatarios.
Los otros manifestantes llegaron de realizar una protesta frente al Cereso número uno, donde se encuentra encarcelado el dirigente de los trabajadores del Transporte urbano de Hermosillo, Alfonso Chaparro.
Se organizaron para realizar esa protesta, en la que semibloquearon el periférico oriente de la ciudad por más de una hora. Y ese movimiento estaba encabezado por los dirigentes del PRD, Jesús Bustamante Machado, Ramón Manríquez y la diputada Petra Santos
Los primeros llegaron desde el municipio de Caborca, del ejido Rodolfo Campodónico, y se apostaron en el Congreso del Estado, a donde acudieron a realizar su protesta. Se reunieron con los diputados del PRD y PT y ahí mismo acordaron realizar una manifestación al edificio de la procuraduría estatal, con la intención de demandarle directamente a Abel Murrieta el retiro de las patrullas que tienen sitiado al ejido pesquero.
Durante la manifestación, el presidente del ejido, Rubén Astorga González, denunció las arbitrariedades que cometieron los agentes de la PEI. Llevaron fotos para documentar las agresiones, donde se encuentran mujeres, ancianos, niños y jóvenes con la marca de la violencia en sus cuerpos.
En la manifestación de los ejidatarios también se encontraron a menores de edad que fueron agredidos sin misericordia por los agentes policíacos. Fue el caso del niño de 4 años de edad, Eduardo Gálvez, quien salió corriendo de su campamento por el susto que le dieron los agentes de la PEI cuando entraron a desalojar a los ejidatarios.
El niño quedó en medio de la batalla campal y sufrió las pisadas que le dieron los policías. En la protesta de ayer en la procuraduría, el niño traía su mano izquierda vendada, por donde dejaba ver los moretones y dedos hinchados por los golpes que recibió.
También se encontraba la señora Marina Isabel Flores, que fue víctima de una serie de toletazos que le propinaron tres agentes de la PEI. Y ahí se encontraba su hijo, Cristian Pro Flores, quien traía un brazo seriamente lastimado por los golpes que le recetaron los agentes, después de que el joven de 15 años trató de defender a su madre de las agresiones policíacas.
Odilón Luna, el jefe del operativo
El presidente ejidal denunció que Odilón Luna fue el que mandó a realizar este operativo, dijo que igualmente es responsable de estos hechos el agente de ministerio público de segunda instancia de apellido Oliver Pérez.
Hubo cuatro detenidos, entre ellos se encuentra el menor de edad Cristian Pro Flores. Su madre, Marina Isabel Flores relató que los ejidatarios ya sabían que iban a ser desalojados. Fue el viernes 20 de junio cuando llegaron los agentes de la estatal investigadora en 17 patrullas. Uno de los comandantes dijo que por sus pantalones nos iban a quitar de ahí. Llegaron en 17 b
Sin embargo, transcurrió todo ese día bajo una tensa calma. No hubo agresiones pero si amenazas de que “en la noche se va a poner bueno”
Ese viernes a las tres de la tarde, los agentes policíacos detuvieron a 4 personas, entre los que iba su hijo Cristian, de 15 años. Se los llevaron a Caborca, que se encuentra a una hora de camino del ejido.
La señora tuvo que ir por su hijo, porque es menor de edad. Y cuando regresaron de la ciudad, precisamente a las 4 de la mañana, se encontraron que en esos momentos inició el operativo de desalojo por los agentes policíacos.
“Los policías empezaron a tumbar todo, el cerco, los postes, quitaron el alambre del cerco y se dejaron venir como en manada”, denunció la señora.
Dijo: “Muchos de ellos no eran policías porque me tocó ver cuando el jefe de la policía les entregó las camisetas de la PEI. A mi me pegaron un empujón con el tolete. Salí corriendo y me alcanzaron y me tiraron al suelo a toletazos”.
La señora mostró una serie de moretones que tenía en los brazos y continuó con el relato: “Entonces mi hijo Cristian, se metió a quererme levantar y le golpearon muy feo el brazo y aparte de eso traía una niña de 13 años que se desmayo al mirar a tanto policías. Llegaron donde estábamos, empezaron a quebrar focos de la luz, no quer5ian evidencias que nadie tuviera cámaras. Salimos corriendo y nos aventaron bombas lacrimógenas”.
Se dieron casos como el siguiente, que relató la misma señora: “Ahí estaba una señora de 80 años en una traila. Se encontraba con dos de sus nietos escondidas en la traila. Mi hijo Cristian se metió a refugiarse con la señora y cerraron las ventanas. Y fue cuando uno de los agentes quebró el vidrio de una ventana y arrojó al interior una bomba lacrimógena”.
La señora de 80 años, los dos nietos y Cristian empezaron a ahogarse, hasta que el joven abrió la puerta de la traila con una patada, para después echar fuera la bomba, que todavía emitía gases que hacen llorar a la gente.
Familia Mazón y Heras Portillo, autores intelectuales
El presidente del ejido Rodolfo Campodónico explicó que efectivamente, existe un conflicto agrario. Pero el caso de este fin de semana es que los agentes de la PEI llegaron supuestamente para ejecutar una orden de desalojo.
Lo sospechoso de ello –explicó el líder ejidal- es que la orden de desalojo de un ejido la debe llevar un representante de la Secretaría de la Reforma Agraria.
Pero los agentes de la policía ni mostraron la orden de desalojo, ni llegaron encabezados por un empleado de la reforma agraria.
Desde ahí, los ejidatarios empezaron a sospechar de los policías. El viernes se protagonizó un enfrentamiento porque los agentes quisieron tumbar la puerta de acceso al ejido, donde los pescadores se habían apostado porque ya esperaban esos hechos.
El motivo del conflicto
El presidente ejidal explicó la historia del conflicto. Dijo: “a nosotros nos salió una resolución presidencial en 1991 que nos benefició con 3 mil 900 hectáreas. Esta resolución se ejecuto hasta el año de 1999 y para el 2003 apareció un título a nombre de Octavio Robles y su familia.
Pero ellos, supuestamente les vendieron el conflicto agrario a la familia Mazón y a la Heras Portillo. Y esta familia son las que están demandando a los ejidatarios del Rodolfo Campodónico para que desalojen el predio.
Los intereses ocultos
Para los ejidatarios, el caso está claro porque el interés que tienen estas dos familias, es quedarse con las playas del ejido porque saben que viene una detonación importante de esas regiones costeñas, debido al proyecto de la escalera náutica y porque ya se está construyendo la carretera costera de Sonora, obras que le van a dar mucho valor a esos terrenos ejidales.
El presidente del ejido informó que tienen 6 permisos para poder explotar la pesca de camarón, jaiba, ostión, almeja, escama y tiburón y tienen convenios firmados que los comprometen a entregar jaiba al mercado de Arizona.
¿Que hay detrás?
A esta pregunta, el dirigente de los pescadores dijo: “nosotros sabemos que el que manda la PEI es el gobernador del estado. Pero lo que pasa es que hay intereses muy fuertes, de familias poderosas que están interesadas por quedarse con estas playas de pescadores”.
Agentes al grito de Bours
El joven Cristian recordó que desde el viernes ya corrieron rumores que los iba a desalojar la PEI. Por ello, los ejidatarios decidieron apostarse en el portón de entrada al ejido
Hasta el sábado en la madrugada, los agentes de la PEI entraron al predio bajo un grito de guerra: “Ya llegaron los hijos de Bours y a chingar a su madre todos ustedes”
Cristian dijo: “a nosotros nos gritaban ¡perros muertos de hambre, perros desgraciados, traíganos a sus viejas bola de malagradecidos”.
Al decir estas palabras, Cristian detuvo su relato y dijo: “yo quiero preguntarle al señor Tours si cree que somos malagradecidos porque defendemos nuestro hogar y nuestro trabajo. Tenemos 40 años ahí, hemos sudado, hemos trabajado y lo único que pedimos es justicia”.
Los ejidatarios decidieron quedarse en plantón en la procuraduría estatal, para demandar la salida de las patrullas y los agentes de la PEI de sus hogares.
Se entrevistaron con el subprocurador de procesos, quien se comprometió a revisar los documentos.
Pero su postura fue rechazar la demanda de los ejidatarios. No quisieron ordenar el retiro de las patrullas del ejido y los ejidatarios se quedaron en plantón en la procuraduría
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