En las entrañas vivas de Hermosillo, donde cada calle conserva el aliento de generaciones, se alzan las voces de Consuelo Flores y María Luisa Acosta. La primera, habitante entrañable de la Colonia Centenario; la segunda, asesora y compañera en la defensa de la colonia
La entrevista es más que testimonio: es una denuncia con rostro humano contra la remodelación del bulevar Hidalgo, emprendida por el ayuntamiento que encabeza Antonio Astiazarán.
Lo que para las autoridades es modernización, para estas mujeres es despojo. El parque, fundado en 1910, no solo guarda árboles y senderos, sino la historia viva de la comunidad. Las entrevistadas evocan, con voz firme y mirada herida, los días en que ese espacio era corazón verde del vecindario.
La protesta que narran no nace del capricho, sino del dolor. Hablan de una comunidad ignorada, de decisiones tomadas desde la distancia y de una plaza que representa más que un espacio físico. “Nos están arrancando la memoria”, parecen decir con cada palabra. El parque, insisten, no puede rehacerse con concreto: lo que fue sembrado con afecto no florece entre máquinas.
En las palabras de Consuelo y María Luisa vibra un llamado que trasciende lo local: la urgencia de escuchar antes de transformar, de respetar antes de destruir. En su resistencia habita una verdad profunda: que el progreso que olvida su historia no construye, sino arrasa.
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