La existencia de grupos armados en Sonora
Por José Luis Jara
Le decían “el Zapata de Sonora” porque se parecía mucho a Emiliano Zapata.
Era un tipazo que en 1975 tenía 26 años.
Sobre todo, era un campesino autodidacta. Alto y moreno, sencillo en su vida que en sus ratos de ocio se iba a trabajar en la pizca del algodón.
En estos términos, el profesor Heriberto García Leyva describe a Juan de Dios Terán Enríquez, el dirigente principal del movimiento de campesinos de San Ignacio Río Muerto.
Tenía tres hijos y era una familia muy unida, sobre todo alrededor de Juan, porque era de una sencillez en su persona, pero siempre con un carácter fuerte
El profesor Heriberto García dijo que el dirigente principal del movimiento fue Juan de Dios y él, como asesor, porque se desempeñaba como director de una escuela primaria en el poblado “Singapoor”.
La estrategia que siguieron los campesinos de San Ignacio Río Muerto, después de la reunión que sostuvieron con el presidente Luis Echeverría Álvarez, fue la de organizar las tomas de tierras.
En eso se llevaron en los meses de noviembre y diciembre de 1974, organizar a la gente. Igual en 1975, el trabajo político de los campesinos fue la organización para solicitar tierras.
El profesor García Leyva reflexionó ahora, casi a 34 años de la masacre de San Ignacio Río Muerto: la verdad es que los campesinos, Juan, yo y los demás, supimos de antemano la inmensa responsabilidad y de la inmensidad que representaba el problema, porque ante toda demanda de tierras, los latifundistas sonorenses buscaban el amparo inmediato de los tribunales agrarios.
-¿Hubo contacto con los grupos guerrilleros de entonces?
Con la pregunta, el profesor se acomoda, como para respaldar su cuerpo y lo que va a decir.
-Si mira, esto nunca lo habíamos dicho porque hasta hace poco, todavía era una información muy difícil de proporcionar, porque de por sí estamos etiquetados como gente no apta para sus intereses
-¿Cómo se da esta relación?
-La relación vino de tiempo atrás, des la etapa en que era normalista del Quinto. Nosotros éramos de los estudiantes socialistas de México de las normales rurales.
Lucio Cabañas, que estaba al frente de un grupo guerrillero en Guerrero, mandó a uno de sus hermanos, a Pablo Cabañas, al Quinto.
Pablo estudió en el Quinto para maestro rural con Heriberto García Leyva, quien también mantuvo contacto con Genaro Vázquez, también de Guerrero.
Heriberto García Salió del Quinto en 1970, pero la relación con esas personas se mantuvo.
Nosotros habíamos aprendimos que la guerrilla se encontraba firme en Guerrero, Oaxaca, Michoacán. Teníamos esa idea, pero nosotros éramos una especie de grupo moderado entre ellos.
Heriberto recordó que “la gente nuestra era más pragmática, tener un sueldo, un nivel de vida, porque teníamos esperanza de mejorar, de ser productores agrícolas y no concebíamos la lucha armada como medio para resolver los problemas del país.”.
En ese proceso, surgieron grupos disidentes en el seno de las organizaciones campesinas oficiales. Disidentes de la CNC y la CCI se decidieron a tomar tierras, de tal suerte que durante la organización del movimiento de solicitantes de tierra, el profesor tuvo que viajar de San Ignacio Río Muerto, al Tobarito, a Villa Juárez
-¿Con qué gente de a Liga 23 de Septiembre se reunieron?
-No recuerdo nombres completos, pero eran muchos los que participaban en el movimiento campesino. Yo era el único maestro en el movimiento.
-¿Se armaron los campesinos?
-Para cuando llegó el 20 de octubre, día que programamos la invasión de tierras, nunca descartamos la enorme posibilidad de contrabandear armas del otro lado, de Estados Unidos, porque sabíamos que las cosas podían llegar a un enfrentamiento.
La misma gente nos ayudaba a comprar. Trajimos rifles R15, que equivalen a las AK47 pero que dispara en cantidades más grandes.
Había apoyo de la base para comprar armas. Había conciencia del peligro. Sabíamos todo eso porque conocíamos a la gente.
Algunos compañeros de San José de Bacum, gente de izquierda y gente que se dedicaba al negocio de armas, nos vendían las armas. Llegamos a recolectar armas entre la población. Recuerdo que hasta un 30-30 nos llevó la gente.
El profesor Heriberto ya tenía experiencia en la organización de movimientos. Conocía muy bien la operación de los organismos sociales, al grado que integraron un equipo de contra espionaje, que se dedicó obtener toda la información de los latifundistas sonorenses, que en ese tiempo utilizaron a todos los medios de información para atacar al movimiento campesino. Era un equipo de inteligencia que les sirvió para contactarse con personajes de la vida política nacional, que fueron del grupo opositor al gobernador de Sonora.
Entonces, el plan que empezaron a poner en marcha fue la toma de tierras. Escogieron el 20 de octubre de 1975 para invadir unos predios en san Ignacio Río Muerto.
Juan de Dios, el profesor Heriberto y los campesinos solicitantes de tierra, sabían que esos predios tenían dueños, pero tenían la certeza de que era parte de la simulación del latifundio de una familia de apellido alemán.
Todo ello porque las demandas de entrega de tierras y acabar con el latifundio simulado, era una promesa presidencial, pero que en Sonora enfrentó serios obstáculos con los grupos agricultores de la localidad y el gobernador Carlos Armando Biebrich Torres.
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